Durante el proceso de instalación, fuimos guíados para crear nuestra primera cuenta de usuario como administrador de nuestro sistema, por lo cual tenemos dos usuario, el mencionado y el usuario root.
La cuenta root existe en todas las distribuciones de Linux y es la cuenta que tiene todos los privilegios, de modo que puede ser utilizada para hacer lo que sea.
Entonces, por esa razón la mayoría de las distribuciones, además de crear el usuario root, nos indican crear una cuenta de usuario estándar y es recomendado no usar la cuenta root a menos que sepas lo que estás haciendo o sean necesario utilizarla.
La mayoría de las distribuciones te indican asignar una contraseña para la cuenta root, sin embargo, en Ubuntu es un poco diferente para la cuenta root ya que está bloqueada, pero por ejemplo, en Debian en la cual Ubuntu está basada si te pide asignar una contraseña a la cuenta root durante la instalación.
En cambio, Ubuntu (así como su versión de servidor) recomienda el uso de sudo en lugar de usar la cuenta root por completo. Revisaré cómo administrar sudo más adelante en este capítulo, pero por ahora, sólo tengan en cuenta que el propósito de sudo es permitirle usar su cuenta de usuario para hacer cosas que normalmente sólo root hubiera podido hacer.
Cuando usen sudo, se le pedirá la contraseña de su usuario para confirmar, y luego se ejecutará el comando. Comprender esto debería aclarar la utilidad de la cuenta de usuario que crearon durante la instalación. Anteriormente me referí a este usuario como una cuenta administrativa, pero en realidad es solo una cuenta de usuario que puede utilizar sudo. (Ubuntu Server proporciona automáticamente la primera cuenta de usuario que cree durante el acceso de instalación a sudo). La intención es que use esa cuenta para administrar el sistema, en lugar de root. Cuando crea cuentas de usuario adicionales, no tendrán acceso a sudo de forma predeterminada, a menos que se lo otorgue explícitamente.